VERSE MEJOR 

Consejos Terapéuticos

 

Un Mundo Mejor - La belleza cambia según las culturas y los tiempos pero la verdadera belleza no está en la apariencia sino en lo profundo del corazón. Una persona verdaderamente hermosa es fiel a sí misma y sabe verse cada día mejor.


Verse Mejor
Cada cosa posee belleza, pero no todos pueden verla. La belleza es aún más difícil de explicar que la felicidad.

¿Qué es la belleza? ¿Por qué mientras algunas personas ven atractivo un tipo de persona, otras lo detestan? ¿Dónde está esa belleza interior que algunos se empeñan en reivindicar? Estamos siendo sometidos a un tremendo bombardeo de imágenes y mensajes donde la perfección corporal es la base de relaciones humanas y afectivas. Y aunque muchos de nosotros nos negamos a entrar en este juego, también estamos preocupados por el paso del tiempo, las primeras canas, el umbral de los 30, 40, 50... ¿Cómo discernir entonces entre lo saludable y lo adictivo? ¿Se puede preocupar uno por su imagen sin ser esclavo de su físico? Desde esta sección invitamos a cuidar y mimar nuestro cuerpo porque es el único que tenemos y debemos agradecerle que nos permita disfrutar de la vida.


La clave es saber verse cada día mejor.

En el siglo V a.C., los sofistas definen la belleza como "lo que resulta agradable a la vista o al oído". Pero además el concepto de belleza cambia según las culturas y los tiempos. Tenemos la tendencia a caer en la trampa que nos hace buscar encajar en el canon de “belleza”, en unos parámetros establecidos por las tendencias sociales de cada época. El propósito de esta interminable búsqueda, y el objeto para el cual se busca, suelen ser olvidados. ¿Qué belleza se busca? ¿La del parecer o la del ser? ¿Para quién se trata de conquistar esa belleza, para uno mismo o para otros?


Todo empieza por saber mirar bien.

El rostro de una persona que ha sido marcado por las numerosas tormentas de la vida puede ser hermoso. Sea cual sea su edad, tal como ocurre con las vetas de la madera, cuya belleza tiende a ser más profunda con el paso de los años, la belleza de una persona que ha resistido las dificultades de la vida brilla con un esplendor que se destaca. Hay rostros de personas ancianas que irradian algo que no se vende: una belleza pacífica, serena. Esa belleza crece con el tiempo, porque el tiempo aquilata y purifica lo que nos hace grandes: la capacidad de amar que posee el ser humano.

La verdadera belleza de una persona no está en su apariencia sino en lo profundo de su corazón. Una persona que hace esfuerzos extremos y que se dedica con todo su corazón a su campo de acción es hermosa, brilla de verdad, decidida y segura de sí misma. Este tipo de esplendor siempre sobrepasará, en mi opinión, a la belleza externa de cualquier adorno que lleve puesto.

 

Todos deseamos un mundo mejor y tener cosas hermosas: belleza interior, belleza física, una vida hermosa, una hermosa familia, y así sucesivamente. Un mundo mejor no puede lograrse si nos limitamos a mirarnos sólo a nosotros mismos. Debemos establecer mejores relaciones con otras personas e interactuar con el mundo con un corazón abierto. Debemos ser amables con la naturaleza. Mediante este proceso podemos cultivar nuestra verdadera belleza interior que se reflejará sin duda en nuestro exterior. El budismo enseña que la apariencia física de una persona es un reflejo de su ser interior. De allí que una persona verdaderamente hermosa es fiel a sí misma y saber verse cada día mejor.


Toda persona puede ser hermosa.
Todo comienza con que ella crea en su propia belleza, y aprenda a verse cada día mejor.

Todos estos son consejos de terapeutas holísticos profesionales...

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